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India: INCREIBLE (punto)

El slogan de promoción turística del gobierno de la India es “Incredible India” (India Increíble). Después de recorrer más de 2,000 kilómetros por las carreteras de este enorme sub-continente, no tenemos duda, India es: INCREIBLE. Es un lugar que te sorprende en cualquier esquina, con cualquier mirada que des a tu alrededor. Te sorprende por su belleza, por su gente, por sus paisajes, por su historia y arquitectura antigua; aunque también te sorprende por cosas menos positivas como la suciedad y la pobreza. El siguiente es un recuento día a día, de los 17 días en los que viajamos por esta India diversa y encantadora. Acá solo describimos nuestra experiencia. Generalizar sobre India es absurdo, y mal haríamos, porque solo alcanzamos a asomar nuestras narices a esta cultura.

Llegada a Delhi

Llegamos a Delhi, capital de India, el 13 de julio de 2011 a las 4:30 a.m. con todo el cansancio de un largo viaje desde Estambul. Nos recibió un transporte coordinado con el Bed & Breakfast en el que nos quedaríamos, y un conductor que ya dejaba ver lo que difícil que sería entenderles el acento del idioma Inglés a los indios, labor a veces muy complicada. Estaba despuntando el amanecer completamente opacado con la nube de contaminación que cubre la ciudad, es agobiante la polución, algo parecido a Ciudad de México pero quizá en mayor escala. Nuestro B&B estaba ubicado a las afueras del centro de la ciudad, en un barrio de locales, sin mayores pretensiones, fachadas simples, algo feas, puesto de policía, un banco con cajero, una iglesia católica (en una ciudad mayoritariamente hinduista), una peluquería al aire libre, un Ashram a dos cuadras, tienda de esquina en cada esquina, en fin, imágenes que en conjunto enmudecen al llegar. El B&B era una casa, propiedad de una familia india muy amable y servicial,  cuyo interior, ubicado en el barrio que recién describimos, distaba mucho de la fachada simple que tenía: era una amplia casa, con jardín interior, cuartos grandes, cada uno con aire acondicionado y baño privado, sin lujos innecesarios pero claramente cómoda y muy agradable, el respectivo altar para los siete dioses (uno por cada día), y tres empleados aparte del chofer!!! Así es, había dos empleadas de servicio, un chico con una gran sonrisa que hacía labores de jardinería, cuidado del perro y otros menesteres. La dueña de la casa era dueña de un salón de belleza, esposo policía, un hijo trabajando en Glasgow, Escocia y otro aún estudiando. Según estadísticas, India cuenta con una población de 1,189 millones de personas, la segunda población más grande del mundo después de China, de los cuales un 25%, es decir casi 300 millones, viven por debajo de la línea de pobreza, o sea con menos de un dólar diario. En este sitio empezamos a ver el asomo de esta realidad. Mini, la dueña, nos decía que ella los favorecía mucho con solo el hecho de tener una casa, comida, ropa, televisión y estudio si ellos querían.

Nuestra experiencia en Delhi, tuvo mucho de aquello que mencionan en todas las guías: caos, ruido, contaminación, agobio, pobreza marchando por las grandes avenidas, niños claramente desnutridos haciendo piruetas y pidiendo dinero en los semáforos, una realidad que parte el alma, y viajes urbanos estresantes en los famosos autorickshaw o “tout-touts” o “tuk-tuks”. Nuestros viajes en este popular carrito pequeño de tres ruedas, fueron inolvidables. Nos vimos más de una vez a punto de estrellarnos contra un carro, bus o moto, estas motos avanzan peligrosamente entre los carros, se atraviesan las avenidas sin un asomo de prudencia, no respetan al peatón, bueno, la verdad sea dicha, nadie lo hace! En una oportunidad, un camión de mediano tamaño golpeó por detrás a nuestro “tuk-tuk” en medio de la guerra por avanzar, casi hubo pelea, pero finalmente los dos conductores siguieron su camino sin mayor aspaviento.

A pesar de estos detalles, Delhi es una ciudad muy interesante que nos atrajo para conocerla. De su pasado histórico, la vieja Delhi recorrimos la tumba de Humayun (patrimonio de la Unesco). De la nueva Delhi pasamos en “tuk-tuk” por el imponente complejo de la casa presidencial y sus alrededores (no se puede caminar por los alrededores), el India Gate (Puerta de India) monumento dedicado a los soldados que murieron en varias guerras, y la plaza Connaught, con un diseño que pretendía imitar la plaza de Bath en Inglaterra, y que alberga grandes tiendas y vendedores locales.   Sin embargo, lo más relevante de nuestro paso por esta ciudad, es el paisaje humano, las vacas deambulando entre calles con su “envestidura” de animal sagrado (pobres animales, en medio de este caos de ciudad, buscando comida en basureros), algunos elefantes hermosamente ornamentados y que por esta época son el centro de los rituales para pedir que llegue la lluvia, esas imágenes que nos dejaron sin palabras, es como ver televisión y ver imágenes pasar rápidamente, como que no se asimilan ni se entienden tan fácil.

India Gate

Recorrido por Rajastán, la tierra de los reyes

Inicialmente, estábamos decididos a recorrer en tren el estado de Rajastán, ubicado en el norte de India, donde los monzones (lluvias torrenciales, pero una bendición esperada por muchos) aún no llegaban con fuerza, como sí sucede en el Sur de India por esta época. Sin embargo, antes de emprender camino en tren, decidimos pasarnos por la oficina de turismo a corroborar lo que ya dos personas nos habían dicho (y que no creíamos) y es que la mejor manera de conocer este estado era alquilar un carro con chofer. Esta posibilidad nos sonaba un poco “oligarca” y la imaginábamos muy costosa para el estilo de viaje que hemos llevado hasta el momento, pero decidimos averiguar. En dicha oficina, nos entregaron mapas de la ciudad y de la región y un libro que indicaba las agencias de viajes aprobadas por el Gobierno. Fue así como llegamos a Great Adventure Travels, agencia con varias licencias y el aviso “Approved by the Govt. of India Deparment of Tourism”. Allí, nos atendió Sunny, un indio con un gran turbante y quien nos contaba toda la historia de la trayectoria de la agencia. De todos modos, y como buenos latinos desconfiados, averiguamos en Internet, corroboramos que todos los teléfonos y dirección fueran las mismas, y por si fuera poco, fuimos de nuevo a la oficina de Turismo –antes de pagar cualquier paquete turístico- consultamos por los promedios de precios y  corroboramos que la agencia sí fuera avalada por ellos! Luego de todas las verificaciones, y de hacer cuentas contratamos un carro con chofer que nos llevara a recorrer Rajastán en un circuito de 12 días.

Las razones para haber alquilado el carro con chofer y no tomar tren fueron que primero no es para nada costoso hacerlo y segundo, la ruta que queríamos hacer no estaba bien conectada con la red ferroviaria y para recorrer por ejemplo 150 kilómetros en carro que se pueden hacer en dos horas y media, en tren significaba recorrer 400 ó 500 kilómetros, sufrir las continuas tardanzas de los trenes, hacer dos o tres conexiones y tardar quizá dos o tres veces más que en carro. Otra razón, que no nos la explicaron pero que sí la pudimos verificar, es que en tren se alcanza a perder la experiencia de ver la gente en las aldeas, pasar por los pueblos, ver cómo de un lugar a otro cambian los vestidos de la gente, los colores de los turbantes, los adornos de las mujeres. El tren le ganaba al carro una a tres en precio, pero el carro le ganó al tren uno a cinco en paisaje humano.

Día 1: Mandawa, la ciudad de los havelis

Nuestro recorrido empezó el 16 de julio. Nos recogieron en el B&B a las 8:30 a.m. y emprendimos nuestro viaje desde Delhi hacia nuestra primera estación, Mandawa. Llegamos a este pueblo en las horas de la tarde, y luego de reservar estadía para esa noche en el Hotel Mandawa Haveli, salimos con un guía a recorrer el pueblo. Mandawa, un pueblo muy calmado, parecía sumergido en el tiempo, con una arquitectura fascinante, con pocas restauraciones, y un deterioro muy “natural” aunado al producido por el abandono y el descuido de sus habitantes y gobernantes. Visitamos varios Havelis, estas eran las casas antiguas de los mercaderes ricos quienes se beneficiaban del próspero comercio de las caravanas que cruzaban por allí; estas casas con paredes de piedra blanca y nichos, puertas de madera delicadamente talladas, con decoraciones de todas las deidades pintadas a mano, de alcobas amplias, patios centrales abiertos para airear los espacios del sofocante calor, pertenecían a esos mercaderes, quienes ostentaban poder con ellas. Esos mercaderes migraron a las grandes ciudades en la medida en que las caravanas del comercio disminuyeron y cambió la manera de hacer negocios. Algunos, aún conservan sus Havelis como casas de verano, y otros las convirtieron en hoteles. Lo que pudimos observar es que este pueblo aún se escapa de las hordas de turistas, precisamente por eso, por el abandono y falta de intervención gubernamental para rescatar un patrimonio tan valioso. Por ejemplo, encontramos que en algunos locales vendían las puertas antiguas y objetos de todo tipo procedentes de diferentes Havelis, es una lástima la falta de visión y de sensibilidad a la conservación de esta riqueza. No encontramos muchos “acosadores de turistas”, quizás por la temporada baja, pero sí uno que otro se nos pega y esperan propina por cada servicio. De hecho, el guía nos llevó a la tienda de tapetes de su familia y trataron de vendernos algo, pero se entiende, en India cada centavo cuenta.

Día 2: Bikaner

El segundo día, viajamos durante 3 horas desde Mandawa hacia Bikaner. Allí, visitamos el Fuerte Junagarh construido en el 1589 D.C. por Raja RaisinghJi, el sexto marajá de la dinastía de los Rathore de Bikaner. Es un complejo en piedra con interiores espectaculares, techos con decoraciones en oro,  grandes patios, pisos de mármol, y un museo de armas y de recuerdos fotográficos de todos los marajás, hasta el último que murió en 1988 y que es reconocido y famoso por ser uno de los primeros PhD en Historia de la India. Luego, visitamos el Lallgarh Palace, construcción que también perteneció a un importante marajá y que ahora es un hotel de 5 estrellas. Después de un breve recorrido en carro por las sucias y descuidadas calles de la ciudad, basura por todos lados, aguas estancadas en varios puntos, perdimos el apetito por recorrer el mercado local y preferimos irnos para nuestro Hotel, el Bharon Vilas a disfrutar de nuestra cómoda, hermosa y muy económica habitación, y a comer en las ornamentadas instalaciones de su restaurante. A propósito, el título “marajá” es equivalente a lo que en occidente podría ser “el rey”, que hoy en día aún prevalecen varias de esas “familias reales” en diferentes regiones de India, solo que sin el poder que en el pasado ostentaban.

Fuerte Junagarh

Día 3: Jodhpur, la ciudad azul

Nuestro conductor “Yogui” (Como el oso) nos recogió muy puntual en el hotel. El calor era sofocante, casi 40 grados. Emprendimos un camino de 5 horas hacia Johdpur, conocida como “la ciudad azul” de Rajastán. En el camino, Yogui hizo una parada en el pueblo Deshnok para que conociéramos el templo de Karni Mata. Le dijimos que ni locos nos bajábamos del carro… Por qúe? Porque el templo de Karni Mata está dedicado a la adoración de las ratas!!! En la religión hindú creen en la reencarnación, y según la leyenda, todos los descendientes de Karni Mata, mujer que vivió en el siglo XIV, reencarnaron en ratas. Por esta razón no las persiguen, y por el contrario, les llevan comida, las adoran y hacen un altar especial para ellas, las protegen de los depredadores con una malla que cubre el interior del templo, les hacen huecos especiales para que se muevan con facilidad y, según Yogui, una vez se ingresa al templo, el olor es terrible, y lo peor, los peregrinos y quienes visitan el templo, se tienen que quitar los zapatos!!!

Templo de Karni Mata

 

Continuamos nuestro camino, medio consternados hacia Jodhpur. Miles de imágenes en la carretera, todas para una foto; Juan Pablo se las ingeniaba con poses disimuladas para tomar las mejores o las que alcanzara a capturar, en especial de la gente. Mientras avanzábamos, seguíamos corroborando que estas carreteras son un verdadero peligro, no hay códigos, gana el que primero adelanta, todo el tiempo se atraviesan vacas, cabras, ovejas, no usan los espejos retrovisores, en fin, es la locura.

Una vaca en el camino…

 

Llegamos a las 2:00 p.m. a Jodhpur, e iniciamos inmediatamente la búsqueda de hotel para esa noche. Visitamos 3 hoteles, todos ubicados en la misma zona, tenían un mismo patrón: bonitos (uno era descrito como un oasis, y tenía hermosos jardines), buenas instalaciones, cómodos, pero rodeados en el exterior por basureros!! De hecho, no fuimos capaces de ingresar a uno de ellos, porque cuando nos bajamos del carro, el olor a basura que venía del lado contrario de la calle era horrible. Finalmente, nos quedamos en el hotel Karni Bhawan, una excelente opción, buen precio y un poco alejado de las calles más sucias y del centro; realmente, India tiene un serio problema con el manejo de las basuras, al menos, eso es lo que hemos visto en nuestro recorrido.

En esta ciudad, tuvimos una experiencia realmente hermosa, la visita al Fuerte Mehrangarh, fundado en 1450 D.C. (Nuestro favorito). Este fuerte, recibió por parte de la Unesco, un reconocimiento por su labor de conservación y el trabajo que han realizado para exaltar este patrimonio. Los tiquetes de entradas incluyen una audio guía en español y 10 idiomas más, y para nuestro gusto es la mejor que tuvimos a lo largo de todo el viaje; en el primer capítulo se escucha un saludo del actual marajá de Jodhpur, quien explica como el fuerte es parte de la cultura de su pueblo, de su familia, y los esfuerzos que ha dedicado a preservarlo.En algunas estaciones del recorrido sentimos emoción, nos transportamos en el tiempo, y cerramos los ojos, repitiendo varias veces un mismo capítulo, como sucedió con la descripción del cofre de joyas y cosméticos que usaban las princesas y reinas… “cofre tallado en marfil… allí tenían varios elementos para el ritual de la belleza, cera de abejas para poner más rojos sus labios, henna para pintarse las manos y los pies, otra sustancia para poner negro a sus ojos, perfumes para su cabello, pulseras para manos y pies, collares, cadenas para su caderas, cinturones, aretes, argollas para la nariz, clavos de olor para su aliento y, una vez terminaban, estaban listas para el amor…” Terminamos esta recorrido felices y complacidos, qué impresionantes imágenes, qué arte, se respira belleza y estética en sus falladas e interiores.

Fuerte Mehrangarh

Día 4: Visita aldea Bishnoi. Ranakpur

Camino a nuestro siguiente estación, Ranakpur, hicimos un recorrido de un par de horas por una aldea Bishnoi (Bish: 20. Noi: 9. 29!!). Los Bishnoi son una casta  o ‘secta’ fundada en el siglo XV por un aldeano llamado Jambeshwar (a quien posteriormente sus seguidores lo llamarían Bishnoi) . Por ese tiempo la región cercana a Jodhpur sufría por una fuerte sequía, y este personaje tuvo una visión en la cual la sequía era ocasionada por la intromisión de los hombres con el orden natural, y decidió crear 29 reglas que debían ser aplicadas por todos, entre ellas se destacan no matar animales, no talar árboles, no usar madera para los funerales, no beber licor, no fumar marihuana, no usar azul para proteger la planta de índigo. Por esto, los Bishnoi son conocidos como asiduos conservacionistas de la naturaleza y los animales. Todos los animales son sagrados, en particular el blackbuck (antílope de la India). Ellos creen que van a reencarnar en antílopes y conviven con ellos en un ambiente de completa armonía y respeto. También, protegen el árbol sagrado khejri, incluso con su vida. De hecho, hay una historia que data del año 1730, cuando el marajá de la región envió taladores a una aldea Bishnoi para obtener la madera del árbol khejri. Una mujer se puso al frente del árbol y dijo “Vale menos una cabeza cortada que un árbol talado”, y efectivamente, fue ejecutada, y así sucesivamente 363 personas que también se interpusieron. Luego de esta masacre, el marajá declaró zona de conservación los alrededores de la villa. Interesados por estas aldeas, estuvimos en una de ellas. Observamos como los antílopes negros, las gacelas y otros animales estaban tranquilos y se dejaban apreciar sin mayor aspaviento.

Blackbuck (Antílope de la India)

 

Después de intentar entrar en contacto con algún Bishnoi para hablar con ellos y entender más de cerca sus creencias, se nos cruzó un señor en moto mientras tomábamos algunas fotografías y nos invitó a su casa! Así que estuvimos en la casa de una familia Bishnoi; las mujeres usan argollas en su nariz, pulseras en las manos y pies; los hombres por su parte, llevan turbante y vestido blanco. Compartimos un té chai de la India, preparado por la mamá del guía, y la elaboración de té de opio (Juan Pablo lo probó y dice que se le durmió la lengua). El guía nos explicó que ellos curan todas las dolencias con opio, y que los ancianos están en muy buenas condiciones. Saliendo de la aldea a retomar nuestro camino, pudimos ver familias de antílopes a lado y lado de la carretera, realmente hermoso.

Posteriormente llegamos a nuestro destino, Ranakpur; no es un pueblo como tal, es una zona muy diferente a todo lo que habíamos visto, éste era verde, limpio, con un parque de vida salvaje cerca, y con uno de los templos Jain más grandes de la India. Para entrar a este tipo de templos, los visitantes deben quitarse toda prenda de cuero, y entrar sin zapatos. El entorno del templo está lleno de monos, por todas partes; en algunas partes del país los entrenan para pedirle cosas a las personas o robar en caso que no se les de algo. En este templo Jain de Ranakpur, solo ingresó Juan Pablo, y esta es su historia:

“A los pocos metros de haber ingresado al templo, me abordó un hombre de unos 24 años, alto, con esqueleto de color blanco y una bufanda larga y gruesa de color naranja colgándole del cuello, me dio la bienvenida haciéndome una venia con las palmas de las manos enfrentadas a la altura del pecho en señal de oración, le respondí con el mismo saludo un poco enredado porque tenía la cámara en mis manos. Se presenta y me dice: “I am the priest of this temple, I am a holly person, for a small contribution I can show you the temple, tell you the history of this holly place and answer all your questions” (“Yo soy el sacerdote de este templo, soy una persona sagrada, por una pequeña contribución puedo mostrarle el templo, contarle la historia de este lugar sagrado y contestarle todas sus preguntas”). Le pregunté cuánto me cobraría, me dijo 350 Rupias (8 dólares), le dije que apreciaba mucho su oferta pero que prefería visitar el templo por mi cuenta. Me insistió dos veces, le dije que no, la cosa ya no parecía la conversación entre el sacerdote y el turista sino entre el mercader y su cliente. Lo dejé atrás y me dirigí hacia la parte frontal del templo en donde apenas me acerqué me abordó otro personaje vestido de la misma manera que el primero. Me pregunta de donde soy, le contesto, y me pide que le permita ponerme entre ceja y ceja la tika (el puntico de color que uno ve mucho en las fotos de las personas de este país), me explica que es para mi buena suerte, no me da tiempo para pensar mucho y me pone el puntico amarillo en mi frente para después decirme: “we accept a small contribution, there is so much work on this temple” (“aceptamos una pequeña contribución, hay mucho trabajo en este templo”). Ya sabía de antemano por donde iba el cuentico del puntico, pero igual con total tranquilidad saqué 30 Rupias y se las entregué. Me dijo que las contribuciones eran de 150 Rupias a lo que le respondí: “si usted me dice de antemano que la contribución para la buena suerte me iba a costar 150 Rupias, yo no tengo problema en pagarlas, pero ni usted ni nadie me lo dijo (en este momento ya estaba rodeado de tres personas, uno de ellos “la persona sagrada” de la primera parte), por esa razón no pienso dar ninguna contribución adicional; si eso no le satisface, salgo inmediatamente de su templo”. Creo que los tomé por sorpresa con mi respuesta y como el que tiene “rabo de paja” rápidamente se le quema, cambiaron su actitud celestial para una mas terrenal y dejaron su acoso para pedir dinero. Creo que se trataba de un timo para turistas y la “agarré en el aire” en esta ocasión, y si no era un timo, que me perdonen los sacerdotes de ese templo pero el tacto no es uno de sus fuertes. Aparte de esto el palacio es impresionante y valió mucho la pena la entrada.”

Templo Jain

 

Días 5 y 6: Udaipur y su dinastía Mewar

En nuestro viaje por la tierra de la dinastía de los Rajputs, llegamos al sur de Rajastán, a Udaipur, ciudad que fue fundada en el año 1572 por el marajá Udai Sing II, después de los consejos de un viejo sabio. Desde entonces ha sido la base de otra de las dinastías que ha convivido en Rajastán, los Mewar. Dicen que es la dinastía activa más antigua del mundo (14 siglos de historia y con marajá vigente). Se les reconoce como un pueblo que siempre ha luchado por su libertad e independencia, sin someterse a nadie, como ningún otro en Rajastán. A principios del siglo 19, Udaipur pidió apoyo a Inglaterra para defenderse de los Marathas, pueblo del centro de India que controló gran parte del territorio, y una vez lograron la victoria sobre los Marathas, los ingleses se quedaron en India hasta 1947!! Cuando los ingleses dominaron India, este pueblo los respetó pero obedecían principalmente a su marajá. También, se cuenta que en una oportunidad el rey de Inglaterra visitó la India, e invitó a todos los marajás a un acto especial; cuando el marajá de Udaipur se enteró que su silla no tendría un lugar de importancia y que estaría detrás de otros reyes, se devolvió y no asistió al evento; no se vio como una acto de arrogancia, sino como su deber de la vivencia de las tradiciones. Igualmente, se referencia que el penúltimo marajá, fue uno de los primeros en firmar la independencia de India en 1947 y luego facilitar que Udaipur se anexara al estado de Rajastán.

Esta ciudad es reconocida mundialmente por el Lago Pichola, en el cual se pueden observar como en las escalinatas laterales (ghats), se ven algunas personas bañándose y mujeres lavando (dhobi). En este lago, rodeado de contrastes, se encuentra el Hotel Lake Palace, un lujoso palacio en el cual se filmó parte de la película del agente 007, James Bond, Octopusy; por ello, hay cafés que se llaman Octopusy, e incluso vimos un establecimiento en el cual proyectaban la película todo los días a las 8:30 p.m. También, visitamos el City Palace, allí nos sorprendió el arte de las pinturas miniatura, es hermosa. Precisamente, Udaipur cuenta con una de las escuelas más renombradas en este arte.

Visitando el City Palace vivimos una experiencia muy especial. En varios lugares que habíamos visitado hasta ese momento, notábamos que en ocasiones la gente nos miraba mucho y con cara de curiosidad. Especulábamos si podría ser por la forma en que vestíamos, o por la bandana (buff) que tenía Mónica en la cabeza (y que en ese momento la estábamos usando ambos), o que quizá se trataba de gente del campo que por primera vez estaba viendo a un “occidental”. Vimos en algunos lugares que nos filmaban y tomaban fotos a escondidas (exactamente lo mismo que nosotros habíamos estado haciendo con ellos!). El caso es que visitando una de las salas del palacio, un muchacho se nos acercó y nos preguntó de dónde éramos, y que si nos podía tomar una foto, le dijimos que si. Pues al parecer eso es lo que estaba esperando un grupo grande de gente porque apenas nos tomaron la primera foto, nos encontramos rodeados de al menos 30 personas que querían tomarse foto con nosotros! Desfilaron niños, jóvenes, señoras, señores, en fin, estuvimos en esas como 10 minutos. Si bien nunca sabremos que fue lo que les pareció tan especial de nosotros, si se encargaron de hacernos sentir muy especiales. Si momentos como este no te alegran el alma, entonces qué?

Mientras avanzaba el recorrido, íbamos asentando nuestras percepciones. Encontramos una India con una historia milenaria, con tradiciones que sobreviven al paso del tiempo, llena de colorido, de arte y belleza, de diversidad, de ritos, una cultura realmente espiritual, con creencias muy arraigadas. Pero también, tuvimos la oportunidad de presenciar el mal hábito de botar basura en las calles (botan plástico, desechos orgánicos, todo a la calle, hay muchos basureros), la casi inexistente cultura del reciclaje, de pitar por todo y todo el tiempo (la contaminación auditiva es muy alta), la falta de desarrollo y cubrimiento de necesidades básicas como acueducto (las mujeres del campo o ciudades pequeñas, recolectan agua de bombas comunes, algunas incluso, solo pueden hacerlo dos veces al día).

Día 7 y 8: Pushkar, ciudad sagrada

Después de un viaje de 6 horas desde Udaipur, llegamos a Pushkar, ciudad sagrada de peregrinaje, y a la cual los hindúes deben visitar al menos una vez en la vida. Los creyentes se bañan en las aguas sagradas del lago y hacen sus oraciones y ofrendas en las escalinatas que lo rodean (gaths). La ciudad se siente tranquila, se puede caminar por la calle principal que es el bazar, aunque no faltan los bullosos motociclistas pitando al oído, aunque en menos cantidad. En las tradiciones locales se evita el consumo de alcohol, carne, huevos y se encuentran muchas opciones de comida vegetariana, escuelas de yoga, de medicina ayurveda, en fin, se siente la importancia y tendencia del lugar. Es una ciudad llena de templos; acá se encuentra el único templo en todo India dedicado a Brahma, y por fin, pudimos sintetizar cuáles eran sus dioses principales: Brahma (creador), Vishnu (protección, movimiento), Shiva (destrucción). Los demás son encarnaciones de ellos tres; por ejemplo, Krishna, es una manifestación de Shiva. No es el rincón de India que nos haya inspirado y gustado más, el ambiente se siente extraño, y aunque es muy religioso, quizá no nos resultó interesante más allá del plano intelectual de conocer un poco respecto a sus creencias y tradiciones, arte, historia y arquitectura; no tuvimos momentos de inspiración y admiración en el campo religioso.

Los timos más famosos de los que advierten las guías de viaje los vivimos apenas llegamos. Nos ofrecieron una flor que es significado de buena suerte, insistiendo hasta el cansancio hasta el punto de decirnos “no flor, no fotos” refiriéndose a las fotos que estábamos tomando del lago Pushkar. De haberla recibido lo que seguía era lo siguiente: el “religioso” nos iba a decir que iba a hacer una oración por nuestras familias, preguntarnos cuántos eran los miembros, para después de decir algunas cosas ininteligibles, y por último cobrarnos un dineral por sus favores. Un par de tips para un viaje sin problemas en India: no reciba nada que le estén dando en la calle porque significa un compromiso que puede volverse molesto, y no tome ninguna bebida que le ofrezcan, si quiere pasar sus próximos días sin algún problema gastrointestinal.

Día 9 y 10: Jaipur, la ciudad rosada, capital de Rajastán.

Barefoot College

De camino a Jaipur, hicimos una parada inolvidable en un pueblo llamado Tilonia en donde visitamos el Barefoot College. Se trata de una ONG que combina los cambios radicales con respeto al conocimiento tradicional. Esta Universidad (de hecho así lo es) enfatiza que valora a las personas no calificadas, sin títulos, sin certificados, o signos tradicionales de experiencia. Valoran a la gente desposeída, e invierten en su entrenamiento para beneficiar a la comunidad en la que vive. Le enseñan a la gente un nuevo respeto por si mismos y por sus capacidades, así como humildad y apertura al nuevo conocimiento.

La sede de Barefoot funciona completamente con energía solar y uno de los proyectos en los que se enfocan es justamente en graduar mujeres ingenieras en energía solar. Otros de los proyectos tiene que ver con el desarrollo de bombas de agua manuales y el almacenamiento efectivo de aguas lluvias para los momentos de sequía que son muy comunes en esta zona de la India y en algunos países de África en los que hasta hoy Barefoot ha hecho presencia; esto, entre otros varios proyectos. Nos dio mucha alegría saber que tres mujeres colombianas ya habían pasado por Barefoot entrenándose en proyectos de construcción de paneles solares, todas nacidas en la costa norte del país. Tomamos sus datos para contactarlas cuando regresemos a Colombia y ojalá escuchar de ellas cómo fue su experiencia en esta hermosa Universidad.

Fuimos atendidos por una persona a quien en Hindi llaman “Guruji” (El Maestro). Una persona sencilla, humilde, simple, y lleno de sabiduría y bondad. Compartimos un buen rato en su oficina, sentados en el piso, mientras nos explicaba en detalle los proyectos en los que trabajan, pero en especial el de energía solar que fue el que más nos llamó la atención. Nos mostraron algunos videos en su sala de audiovisuales, hicimos un tour por parte de las instalaciones y por último nos invitaron a almorzar. Almorzamos acompañados de personal que trabaja en algunos de los proyectos, al estilo Indio, es decir sentados en el piso, con el plato sostenido de una mano y cruzados de piernas. Lo único que nos diferenció en la manera de comer de las personas a nuestro alrededor es que éramos los únicos comiendo con cuchara, ya que el resto lo hacía al estilo tradicional de la India, es decir con la mano derecha (la izquierda es usada para otros menesteres…)

Al despedirnos de “el maestro” solo logramos expresarle nuestra enorme gratitud diciéndole que ojalá la semilla que habían sembrado en nosotros ese día, rindiera frutos de alguna manera en el futuro. Le entregamos de regalo una pulsera de caña flecha (artesanía típica colombiana) que de inmediato se puso, y nos despedimos de él, agradeciéndole a Dios por habernos permitido conocer este lugar y por permitir también que siga habiendo gente tan buena con el poder de transformar positivamente el mundo.

Si alguien está interesado en saber más de esta ONG, pueden encontrar información en:

Página Web: http://www.barefootcollege.org/

Link Revista Times en donde escogen al fundador de Barefoot como una de las personas más influyentes en el 2010: http://www.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,1984685_1984745_1985478,00.html

Jaipur, la capital de Rajastán es conocida como la ciudad rosada, fundada por Jai Sigh II. Debe este nombre al color con el cual fue pintada la vieja ciudad para recibir al Príncipe de Gales en 1876. Ahora ese color rosado luce sucio y desteñido, pero por ley las construcciones de esta parte de la capital no pueden ser pintadas de otro color. Esta ciudad vieja aún alberga la residencia de la familia real en el City Palace, el Jantar Mantar y el Hawa Mahal (palacio de los vientos).

Hawa Mahal (Palacio de los Vientos)

Visitamos también el Fuerte Ambar, ubicado a 11 kilómetros de Jaipur, una impresionante ciudadela Rajput, que fue alguna vez la capital ahora ubicada en Jaipur.

Fuerte Ambar

Cine en Raj Mandir Cinema

Quizá algunos no lo sepan aun, pero la industria cinematográfica más grande del mundo no está en Hollywood ni en ningún país Europeo, está en India y se llama Bollywood. Pues hemos ido al súper estreno de la fecha, la película se llamaba “SINGHAM”. Nos divertimos demasiado, no solo por la película de 3 horas, llena de emoción, efectos especiales, humor, baile, drama, acción, amor, en fin, empaquetan todos los géneros en uno solo, lo cual es genial, sino que el público vive al máximo cada momento de lo que ocurre en la trama y no oculta sus emociones. Cuando el bueno de la película hace algo “wow”, todos lo aplauden, cuando el malo se quiere salir con la suya, todos lo abuchean, chiflan o le gritan cosas. No se necesita hablar hindi para saber por donde va el tema de la película, ni ser local para no disfrutarla al máximo.

Día 11: Bharatpur. Fatehpur Sikri. Agra

Este recorrido es el que nos conecta con la ciudad de Agra, la casa del Taj Mahal. Decidimos no parar en el fuerte antiguo de hierro en Bharatpur, ni en el parque de vida salvaje cerca de Fatehpur Sikri. A ambos sitios llegamos bordeando el medio día y el calor era sofocante; además, esta época de monzones no es la mejor para visitar el parque por la ausencia de muchas especies de pájaros que migran, y lo pudimos constatar en la ausencia casi total de turistas. Visitamos si Fatehpur Sikri. Se trata de un fuerte que es patrimonio de la UNESCO, que queda 40 kilómetros al oeste de Agra, y fue la capital del imperio Mughal de 1571 a 1585 durante el reino de Akbar. La razón de haber sido capital por tan corto tiempo, es que Akbar escogió construir este templo en un lugar con fuertes problemas de agua, y se dice que al corto tiempo de él haber muerto, el Fuerte fue abandonado.

Fatehpur Sikri

Continuamos nuestro camino y llegamos a Agra; esta ciudad es tal cual como se lee en las guías de viaje, en resumen: caótica! El tráfico, según nuestro conductor, es el peor de toda la región, así que si los demás son malos, ya se pueden imaginar como es esto. Nos alojamos en el Hotel Amar, un hotel confortable y económico. Como se trataba de temporada baja, los descuentos que se logran negociar en los hoteles son absurdos, a veces del 50%, todo depende del pulso del cliente y en algunas ocasiones funciona muy bien pedir bajo, y si no aceptan la oferta, hacer el intento de irse, y si están dispuestos a aceptar la propuesta de seguro que no dejan ir al turista.

Día 12: Agra (Taj Mahal). Delhi

Este día tenía un plato fuerte reservado, el Taj Mahal! Y madrugamos a verlo! Estábamos listos a las 5:45 a.m. para que el conductor nos llevara a un punto cercano para conocer lo que han descrito como “el más extravagante monumento jamás construido por amor”. Queríamos visitarlo sin las hordas de turistas que a diario lo visitan y además para sacar unas buenas fotografías con el sol de la mañana que le apunta de manera muy especial. No es posible llegar en carro hasta la entrada principal, ya que hay un radio de protección de 500 metros para resguardarlo de la contaminación del aire, sin embargo y lamentablemente, parece que no ha sido suficiente por las muy fuertes fumarolas industriales y de vehículos. La humedad estaba muy fuerte, nos derretíamos, nos preguntábamos como podría ser la visita al mediodía.

Taj Mahal

Habíamos vistos muchas fotografías de este monumento, pero no hay palabras que puedan expresar lo que se siente cuando se atraviesa por primera vez el espléndido portal que da acceso al patio interior y al frente está el monumento principal del complejo. El mausoleo construido por Shan Jahan para su esposa quería plasmar la perfección del paraíso en la tierra y el deseo de reflejar el paso del mundo material al reino de los cielos. Al caminar por el charbagh (jardín persa), se nota el grado de refinamiento extremo con el que fue concebido el Taj Mahal. Hay simetría por todos lados, horizontal y verticalmente. El edificio principal está escoltado por cuatro minaretes enormes (recordar que es de origen musulmán) que están ligeramente inclinados para que en caso de caída, no vayan a caer sobre el mausoleo principal. A ambos lados se encuentran dos construcciones idénticas: la mezquita que sirve de lugar de oración y el jawab que es una especie de centro de acogida a visitantes. La construcción de este lugar tenía un presupuesto abierto, no había limitaciones ni materiales ni intelectuales, lo que no se encontrara en India se traía de donde fuera y al precio que fuera. Definitivamente el amor de este emperador por su difunta esposa era grande, como grande también su deseo de dejar una huella en el tiempo del poderío del imperio mogol de entonces.

Taj Mahal

Estuvimos dos días más en Delhi entre otras obteniendo la visa para Nueva Zelandia que la gestionamos en su consulado. Nuevamente montados en tuk tuks y rezando para que saliéramos bien de esta, que es siempre una aventura extrema. Desde Delhi tomamos el vuelo hacia Bangkok, capital de Tailandia, en donde comenzamos un recorrido por varios países del Sudeste Asiático.

Así termina este recuento de nuestro paso por India. Imaginamos que si llegaron hasta acá en su lectura de este post, coincidirán con nosotros que India es: INCREIBLE!

 
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Posted by on August 9, 2011 in Asia, India

 

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